En los últimos días, Junín quedó envuelto en una vieja polémica con renovado impulso. El politólogo y streamer Rosendo Grobocopatel —de 30 años, con fuerte presencia en redes sociales y heredero de una familia de peso en el agro— propuso dividir la provincia de Buenos Aires en cuatro regiones, bajo el argumento de que su tamaño actual la hace «ingobernable».
La idea, que no cuenta con respaldo legislativo ni institucional, retoma un debate histórico sobre la viabilidad de un rediseño político-territorial del distrito más grande del país. Según Grobocopatel, Buenos Aires es demasiado diversa y extensa como para tener una gestión eficiente con un solo gobierno provincial.
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Junín, en el «interior productivo y agroindustrial»
En su esquema, Grobocopatel divide la provincia en cuatro zonas: el Conurbano, La Plata, el «interior pobre» y el «interior rico», también definido como “productivo y agroindustrial”. Es en este último donde ubica a Junín, junto a ciudades como Tandil, Pergamino, Bahía Blanca y Carlos Casares.
Desde su mirada, este territorio —con fuerte perfil agrícola, agroindustrial y logístico— necesita políticas diferenciadas del Conurbano y del sur más postergado, donde los problemas estructurales y sociales requieren otro tipo de intervención estatal.
«Las realidades del Conurbano y del interior son completamente distintas, y pretender gobernarlas con una misma lógica es un error», expresó el joven politólogo en uno de sus recientes streamings, donde su propuesta generó amplio debate.
Una vieja discusión con nuevos voceros
La idea de dividir la provincia de Buenos Aires no es nueva. Desde los años ’80, distintos sectores políticos han impulsado proyectos similares —algunos incluso con intenciones de crear una “Provincia del Río de la Plata”— aunque nunca lograron avanzar en el Congreso ni obtener consensos sólidos.
Lo novedoso de esta propuesta no es su contenido, sino el canal por el que circula: una generación joven, digital y mediática, que instala temas complejos en redes sociales y streamings, con un lenguaje llano y provocador.
Junín, por su ubicación estratégica, su peso agropecuario y su tradición política, suele aparecer en el centro de estos esquemas como un bastión del “interior que funciona”. La nueva propuesta de Grobocopatel no hizo más que reflotar una tensión latente entre el interior bonaerense y el Gran Buenos Aires, con el telón de fondo de la crisis estructural del federalismo argentino.
¿Es posible una reforma territorial profunda? ¿Quiénes la impulsarían? ¿Y qué implicancias tendría para ciudades como Junín? Aunque el debate es incipiente, el tema volvió a la agenda y promete generar ruido político en un contexto de malestar económico y búsquedas de autonomía local.
Edición Noroeste 
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