El reconocido sacerdote benedictino Mamerto Menapace, ampliamente conocido como “el monje escritor”, falleció dejando tras de sí una de las obras literarias y espirituales más extensas y populares de la Argentina contemporánea.
A lo largo de más de cinco décadas, se convirtió en una figura central para miles de lectores y oyentes que encontraron en su palabra un refugio, una guía y una forma singular de ver el mundo.
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Nacido en 1942 en el seno de una familia del interior argentino, Menapace abrazó la vida monástica en la Abadía de Los Toldos, en la provincia de Buenos Aires, donde transcurrió la mayor parte de su vida.
Allí, entre el silencio del campo y la vida comunitaria benedictina, comenzó a construir una obra que atraviesa géneros: cuentos, fábulas, poemas, ensayos, audiolibros, discos, videos y charlas.
“Estoy tratando de rumiar un poco dos realidades. La primera es que han empezado a partir de mi lado muchos de aquellos con los que he compartido mi existencia. Y segundo es que me estoy poniendo viejo al cumplir ochenta años. Ambas, son de esas verdades que nos hacen filosofar”, escribió en 2023, en el prólogo de Ansiedad y ancianidad, uno de sus últimos libros publicados por Editora Patria Grande, la cooperativa que desde 1975 se encargó de difundir su obra.
Desde la editorial, lo despidieron con palabras de profunda admiración: “Acompañamos a todos aquellos que se acercaron a su labor bibliográfica. Su legado permanecerá en cada historia, en cada reflexión, en cada libro que toque el corazón de un lector”.
Un legado inmenso
El catálogo de Menapace incluye títulos emblemáticos como Un Dios rico de tiempo, La sal de la Tierra, Las abejas de la tapera, Sufrir: pasa, El amor es cosa seria o El paso y la espera. También fue coautor junto a figuras como Luis Landriscina y René Favaloro, con quienes compartió libros y presentaciones públicas como El milagro y el valor de la vida, que reunió a miles de personas en el Luna Park en 1997.
Su obra no solo tuvo difusión en Argentina: varios títulos fueron editados en Brasil, España e Italia, con traducciones al portugués e italiano. Fue, además, pionero en la creación de audiolibros, casetes y VHS con relatos y reflexiones que circularon masivamente en parroquias, escuelas y hogares.
Muchos de sus cuentos se transformaron en clásicos de la cuentística popular argentina. Su estilo, directo y cálido, entretejía humor, fe, filosofía rural y sabiduría criolla. Con su tono pausado y su profundidad accesible, supo conectar con públicos de todas las edades.
Palabra viva
Menapace definía su obra como una forma de “rumiar” la vida. En su literatura, los grandes temas de la existencia –el amor, el sufrimiento, la fe, la vejez, la esperanza– se abordan sin solemnidad pero con hondura. Su obra continúa viva a través del sitio http://www.ventaspatriagrande.com, donde se pueden adquirir sus libros, audios y videos.
Con su partida, la literatura espiritual argentina pierde una voz entrañable y auténtica, que supo hablar desde el corazón del campo hacia el corazón del pueblo. La herencia de Mamerto Menapace trasciende la fe y la religión: es parte del acervo cultural de una Argentina que aún encuentra en sus cuentos una forma de mirar el mundo con ternura, humor y esperanza.






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