Edición Noroeste

Una de las lagunas más emblemáticas del sur santafesino, La Picasa, atraviesa una bajante considerable que ya no pasa desapercibida para quienes transitan la región.

El fotógrafo juninense Miguel Ángel Zara compartió su experiencia tras visitar el lugar y alertó sobre el impacto visual y ambiental del descenso del nivel del agua.

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“Hoy pasé por La Picasa, pensé encontrarla con más agua, como pasa con Gómez. Sorpresa: está muy baja, por lo menos 4 metros abajo. Según dichos de gente del lugar, el agua se está desviando a otros lados. Mala noticia”, escribió Zara en sus redes junto a una imagen que muestra el notorio retroceso de la laguna.

¿Qué está pasando con el agua de La Picasa?

Los habitantes de la zona aseguran que la bajante no es consecuencia directa de la sequía, sino de un posible desvío de caudales hacia otras cuencas o cuerpos de agua, algo que todavía no fue confirmado oficialmente pero genera inquietud.

La Picasa forma parte de un sistema hídrico clave que atraviesa tres provincias (Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe), y su comportamiento influye directamente en zonas productivas, rutas nacionales e incluso en la conectividad ferroviaria. No es la primera vez que el manejo del agua en esta región genera controversias.

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Comparaciones inevitables con la Laguna Gómez

Zara hizo referencia en su publicación a la Laguna de Gómez, ubicada en Junín, que en los últimos meses recuperó gran parte de su volumen gracias a lluvias y obras de canalización. El contraste entre ambas realidades refuerza la preocupación por lo que ocurre en La Picasa.