Edición Noroeste

La reciente lluvia que cayó sobre la región tuvo un impacto desigual, pero los productores agrarios coinciden en que fue positiva para los cultivos, aunque aún no resuelve todos los problemas.

Gustavo Frederking, vicepresidente de la Sociedad Rural de Junín (SRJ), comentó a Edición Noroeste: “La lluvia sirve, ayuda, principalmente en las sojas de primera y segunda. Le da aire, tiempo, ayuda al desarrollo y a la producción de estos cultivos, pero en algunos lugares la lluvia llegó tarde. Hay maíces que se sembraron más tarde, y la lluvia llega tarde. En soja de segunda ya estamos con daño”.

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Aunque las precipitaciones fueron bienvenidas, Frederking destacó que la situación sigue siendo preocupante, ya que el clima sigue siendo impredecible. “Es positivo, pero estamos con lo justo y dependemos de cómo siga el clima, de estos calores extremos que hacen que haya mucha más necesidad de lluvia”, señaló.

En términos de distribución, la lluvia fue dispar. En Junín, Morse y La Agraria se registraron entre 20 y 30 milímetros, mientras que en localidades como Agustina y Fortín Tiburcio, la lluvia fue mínima, con solo 5 milímetros. Laplacette fue una de las zonas que más se benefició, con un poco más de lluvia.

Por su parte, Rosana Franco, presidenta de la Federación Agraria Argentina (FAA) Filial Junín, también destacó que, si bien la lluvia fue positiva en algunas áreas, donde no llovió la situación se sigue agravando. “En Junín cayeron 18 milímetros; en Agustín Roca, 8 mm.; Chacabuco, 50 mm.; General Viamonte, 37 mm.”, detalló.

¿Cómo afecta la sequía a los cultivos de la región?

La sequía continúa afectando a gran parte de la zona agrícola central de Argentina, y los productores enfrentan una situación crítica. Junín, al igual que distritos cercanos como Chivilcoy y Carlos Tejedor, ha sufrido durante las últimas semanas la falta de lluvias, lo que ha generado serios daños en cultivos de maíz, soja y sorgo.

Los productores no ocultan su preocupación ante una situación que empeora día a día. Dante Garciandía, productor de Carlos Tejedor, expresó su angustia: “Es un desastre. Venimos de dos años muy malos, el productor está desfinanciado. Si no llueve en una o dos semanas, no se van a salvar los cultivos, se van a perder un montón”. La falta de precipitaciones en la región, sumada a las altas temperaturas, ha retrasado el crecimiento de los cultivos, especialmente en el caso de la soja de segunda y maíz tardío.

Daniel Pasquale, productor de Chivilcoy, también confirmó que los rendimientos potenciales de maíz y soja ya están en retroceso. «Algunos maíces tardíos se veían bien hasta el lunes pasado, pero ahora ya van para atrás seguro, y el de segunda ya estaba muy mal», lamentó. Mientras tanto, los cultivos de soja sembrados en fechas tempranas presentan una mejor recuperación, pero los de segunda ya están “achicharrados”.

A pesar de la situación crítica, María González Ibarra, agricultora de Fighiera, destacó que las sojas sembradas temprano aún se mantienen en condiciones aceptables. Sin embargo, en el caso del sorgo, la situación es alarmante: «Está hipersufrido, como nunca, y encima el precio es muy bajo. Estimo una pérdida del 20% al 25% de rinde», comentó.

La producción de maíz también enfrenta un panorama sombrío. Si bien se estimaba una cosecha de 52 millones de toneladas con las 6,5 millones de hectáreas sembradas este año, ya se prevé una reducción de 4 millones de toneladas debido a la falta de lluvias.

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La soja de segunda es una de las más afectadas por la sequía. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), estos cultivos presentan crecimiento detenido y se encuentran comprometidos, especialmente en el norte de Buenos Aires. La situación ya empieza a ser irreversible, y las lluvias, que son esenciales para que los cultivos puedan seguir adelante, siguen siendo una incógnita.