En un nuevo acercamiento a la rica historia literaria argentina, rescatamos la figura de Delio Destéfani, un poeta juninense cuya obra, aunque marcada por la brevedad de su vida, dejó una huella imborrable en la cultura de su época.

Nacido en 1895, Destéfani se destacó por su profunda sensibilidad, capturando en sus versos la esencia del amor, la naturaleza y las complejidades de la vida humana.

Plazoleta Delio Destéfani, en Junín (Foto: Junín Historia).

Leé también: Entre Junín, Los Toldos y La Plata: todas las vidas ganadas de Reyna Diez, pionera de los DDHH

La colección de poemas «Horas Buenas» es un reflejo de su mirada única sobre el mundo. Con un lenguaje sencillo y conmovedor, Destéfani logra transmitir emociones universales. En su poema que evoca el paso del tiempo, expresa:

«Una cana que he visto en mis cabellos,
la vejez me ha mostrado ya cercana,
y una intensa tristeza se ha posado
como un ave fatídica en mi alma.»

Estas líneas no solo revelan la angustia de la inminente vejez, sino que también invitan a la reflexión sobre la fragilidad de la existencia humana. La imagen del ave fatídica simboliza la tristeza que acompaña a los recuerdos y las pérdidas.

A lo largo de su obra, el compromiso social también se manifiesta con fuerza. En otro pasaje de «Horas Buenas», el poeta se dirige a quienes sufren las injusticias de su tiempo:

«Tú eras golpeado y sientes el exceso
del hambre que la entraña te destroza;
pero encontrando en algún lado un hueso
pierde poder la fiera que te acosa.»

Aquí, Destéfani se convierte en voz de los oprimidos, planteando una crítica a la desigualdad que aún resuena en la actualidad. Su conexión con la realidad social de Junín lo llevó a participar activamente en la vida política, siendo concejal y presidente del Club Mariano Moreno.

En «Mi nene», otro de sus poemas más entrañables, el poeta nos revela su faceta más íntima al expresar su amor incondicional por su hijo. Con un lenguaje emotivo, captura la ternura y la maravilla de la paternidad:

«Duerme mi nene en su cuna;
lo contemplo, emocionado,
y con el alma a su lado
llamo el Bien y la Fortuna.»

La imagen del niño durmiendo en su cuna evoca una sensación de paz, mientras que la mirada del padre, llena de amor y esperanza, nos invita a apreciar los momentos más sencillos y bellos de la vida. Esta conexión emocional con lo cotidiano es uno de los rasgos más destacados de su poesía.

Gracias a la investigación de Florencia Baez Damiano en su libro «Historia de la Literatura de Junín», hemos podido profundizar en la vida y obra de Destéfani, cuyas poesías continúan resonando en el corazón de los amantes de la literatura. Su legado perdura, y a pesar de su temprana partida a los 36 años, su obra sigue siendo objeto de estudio y admiración.

Delio Destéfani. (Foto: Junín Historia).

Delio Destéfani es, sin duda, un autor imprescindible para comprender la poesía argentina de principios del siglo XX. Su sensibilidad y autenticidad nos invitan a reflexionar sobre la condición humana y a valorar la belleza de las pequeñas cosas. En Junín, su ciudad natal, su memoria se conserva viva, recordándonos que la poesía es un refugio para el alma y una forma de conexión con nuestra historia y nuestra comunidad.

Oye, poeta
(Para Luis B. Negreti)

Me dejaste partir sin poder verte.
¡Ni siquiera viniste a saludarme!
Y sabías que acaso me iba herido
por las garras de un mal que es incurable.
Me dejaste ausentar como a un extraño;
y aunque nada he resuelto reprocharte,
la amistad, que en mi pecho no sucumbe,
te somete al tormento de escucharme.
Mientras rudo el dolor me flagelaba,
yo aguardaba en espera interminable.
¡Y tú sabes, hermano, lo que duelen
esas vanas esperas! ¡Tú lo sabes!…
No quería pensar que no vendrías;
y ese anhelo que el ánimo nos abre,
muchas veces llegó hasta mis dolores,
como un genio gentil… ¡para engañarme!
Te aguardé muchos días; tu palabra
pudo bien mis angustias mitigarme;
pero tú te olvidaste del amigo,
y ni fuiste siquiera a saludarme.
Hoy, que asoman las frases a mis labios
y mi mal ha empezado a perdonarme,
les ordeno a las aves de mis versos
que en un vuelo se alleguen a mis lares;
y besando a tu espíritu poeta
te repitan con trinos muy suaves:
que la vez que el dolor doble tu frente
¡yo o mi espíritu irán a visitarte!

Biografía de Delio Destéfani: un poeta juninense

Delio Destéfani nació en Junín el 20 de julio de 1895, hijo de Juan Destéfani y Fortunata Balbi. Creció en un hogar humilde que fomentó en él la disciplina del trabajo. Desde joven mostró su inclinación por la escritura, cursando sus estudios primarios en la Escuela Nº 3, donde empezó a escribir sus primeros versos, inspirado por los poetas contemporáneos.

Su carrera comenzó en la imprenta Bianco, donde se desempeñó como tipógrafo, y más tarde trabajó en el Diario Junín como linotipista. Gracias a su dedicación como autodidacta, ganó por concurso una cátedra de Profesor de Castellano en el Colegio Nacional de Junín.

Destéfani fue un destacado periodista y fundador de varias revistas. Dirigió publicaciones como “Esfuerzo”, la revista literaria, social y deportiva “Corazón” —que lanzó su primer número el 9 de enero de 1927— y la revista “Ciudad”, que comenzó a circular en el año de su muerte. Publicó tres libros: “Cómo Nacieron” (1923, prólogo de Luis B. Negreti), “Puntos de Sol” (1925) y “Horas Buenas” (1928). Luis Bernardino Negreti lo describió como «un muchacho bueno, excesivamente bueno, quizás demasiado bueno», reflejando su pasión por la poesía desde temprana edad.

La música fue otra de sus grandes pasiones; como ejecutante de violín y mandolín, participó en orquestas de bailes populares junto a sus hermanos y amigos. También compuso tangos, valses y pasodobles, destacándose con piezas como “Ausencia inolvidable”, “Claridad” y “La estrella juninense”, esta última escrita en 1922 para la comparsa homónima.

Delio Destéfani fue uno de los fundadores del Club Mariano Moreno, donde presidió entre 1924 y 1926 y de 1929 a 1931. Como arquero y árbitro, también se destacó en la Liga del Oeste.

Su compromiso político lo llevó a defender los intereses de las clases más desfavorecidas. En 1928 fue elegido concejal por la Unión Cívica Radical y se desempeñó como secretario del Concejo Deliberante de Junín.

Delio se casó con María Josefa Pellegrini y tuvo tres hijos, aunque uno de ellos falleció al nacer. Sus otros dos hijos son Laurio H. Destéfani y Delio D. Destéfani.

Falleció joven, a los 36 años, el 26 de diciembre de 1931, en el Hospital Ramos Mejía de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pidió a su hermano, maquinista del ferrocarril General San Martín, que lo llevara a Villa Mercedes, un tranquilo pueblo de San Luis. Allí, en su última etapa, escribió una poesía a Luis B. Negreti, publicada poco después de su muerte.

El 27 de diciembre fue sepultado en el cementerio de Morón. Tras su fallecimiento, amigos y miembros del Club Mariano Moreno gestionaron su traslado a Junín. El Diario Democracia destacó el acto de sepelio, que fue acompañado por una multitud y el cierre de comercios en su honor.

La viuda de Destéfani se mudó a Buenos Aires, dejando a sus hijos al cuidado de sus tías. Laurio H. Destéfani siempre recordará a su padre con cariño, narrando anécdotas y recitando sus versos.

Leé también: Descubrí a Luis Ángel Firpo, el Toro juninense que es un símbolo de fuerza y determinación y protagonizó la épica pelea de la historia grande del boxeo

En Junín, una plazoleta lleva su nombre, situada entre las calles Colón, Lavalle y Javier Muñiz, en el barrio El Molino. En el centro se encuentra un monumento con un busto de Destéfani, y la plazoleta fue remodelada en 2006, mejorando sus instalaciones y reemplazando tilos deteriorados.

Una respuesta a “Rescatando a Delio Destéfani: el poeta que dejó una huella en Junín”

Deja un comentario

Tendencias