POR FLORENCIA BAEZ DAMIANO (*)

Cada año, instituciones de diferentes países eligen la palabra del año que, según sus criterios, fue la más utilizada en los medios de comunicación y tuvo mayor impacto en la vida social, política, económica. La decisión suele presentarse como descriptiva y neutral e incluso es posible encontrar explicaciones detalladas sobre el proceso de selección. Sin embargo, elegir una palabra nunca es un gesto inocente, dado que nombrar es siempre intervenir sobre el mundo.

Designar cuál es la palabra que representa a 2025 supone una decisión política, porque implica establecer qué experiencias merecen ser destacadas, cuáles se vuelven importantes y cuáles quedan silenciadas. En este sentido, no todas las palabras aparecen en condiciones de igualdad para ser legitimadas ni tampoco todas las lenguas ocupan el mismo lugar en el mapa simbólico global.

Leé también: «El poder de decir»: Florencia Baez Damiano acerca la linguística al público general en su nuevo libro de divulgación

La palabra del año: una elección que nunca es neutral.
La palabra del año: una elección que nunca es neutral. (Foto: Freepik).

Inteligencia artificial, economía y disputas por el sentido

En 2025, muchas instituciones y diccionarios del mundo se orientaron por palabras vinculadas a los cambios tecnológicos y, en particular, a la Inteligencia Artificial (IA). Sin embargo, la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), patrocinada por la Real Academia Española y la Agencia EFE, eligió arancel, una palabra vinculada al ámbito de la política económica que desplaza el foco hacia las relaciones comerciales y los intercambios entre países.

Los diccionarios MerriamWebster, de Estados Unidos, y el MacQuarie, de Australia, eligieron la palabra slop, traducida como porquería, que hace referencia al contenido digital de baja calidad que se produce habitualmente en gran cantidad mediante Inteligencia Artificial. Esta palabra hace referencia a videos absurdos, propaganda cursi, noticias falsas, libros escritos por IA de mala calidad, etc. En este sentido, las autoridades del diccionario australiano plantean la hipótesis de que esta referencia podría utilizarse también vinculada a las personas que ingieren contenido, los sloppers.

El diccionario neerlandés Van Dale eligió hallucineren, traducida como alucinar. Si bien esta palabra es de uso frecuente, en este caso adquiere un nuevo significado en relación con la tecnología. En este caso, alucinar implica proporcionar información poco fiable en medio del auge de la IA. En la misma línea, la Asociación para la Lengua alemana (GfdS) eligió Kl-Ära, que significa era de la IA.

Por su parte, el Diccionario de Cambridge eligió parasocial, un adjetivo que hace referencia a la conexión que alguien siente entre él y una persona famosa que no conoce, un personaje de un libro, película, serie de televisión o IA. La editorial de la Universidad inglesa de Oxford optó por rage bait, que en español se traduciría como cultivo de ira o cebo de ira. Esta palabra describe las estrategias digitales diseñadas para provocar ira y aumentar la interacción en redes sociales y el tráfico en la web.

«Arancel» fue la palabra elegida en español

En cambio, en español, la palabra elegida fue arancel, término que se utiliza para referirse, en el ámbito de la política comercial, a la cuantía que se exige por la importación de ciertos productos. La Fundación explicó su elección por la centralidad que adquirió debido a las negociaciones y las imposiciones comerciales, promovidas por el presidente estadounidense Donald Trump, especialmente las relacionadas con las exportaciones y las importaciones entre países. Esta palabra es la preferida del presidente Trump. De hecho, en varias ocasiones la calificó como “la más hermosa del diccionario”.

Leé también: Inteligencia Artificial: ¿Impone normas lingüísticas y nos hace sumisos?

En este recorrido surge una propuesta que introduce una lógica distinta. En Galicia, la palabra elegida del 2025 por votación popular fue xenocidio. Esta iniciativa fue promovida por la Real Academia Galega y la Fundación Barrié a través del Portal das Palabras.

En un mundo que premia la cantidad, las palabras parecen elegirse por su frecuencia de aparición en los medios. Pero en este proceso no solo se desplazan términos, también se silencian acontecimientos, experiencias, conflictos. En definitiva, la pregunta no es solo qué palabras se eligen, sino para quién nombran el mundo. Y a quiénes benefician.

(*) Doctora en Lingüística y magíster en Análisis del Discurso por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Deja un comentario

Tendencias