En Junín, la concejal Belén Veronelli presentó un proyecto que subraya la urgencia de proteger la calidad del agua potable, destacando la presencia de arsénico, fluoruros, nitratos, microplásticos y residuos farmacológicos como amenazas para la salud infantil y el desarrollo social y económico de la comunidad.

El proyecto enfatiza que asegurar agua libre de riesgos es clave para prevenir enfermedades diarreicas, cólera, disentería, fiebre tifoidea y poliomielitis. Según la OMS, la contaminación del agua potable provoca más de 600 mil muertes anuales, principalmente en niños. El control de sus características físicas, químicas, biológicas y radiológicas es esencial para el consumo humano y otros usos cotidianos.

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Nuevos contaminantes que amenazan la potabilidad

Además de químicos tradicionales, el proyecto alerta sobre microplásticos, plaguicidas y moléculas perfluoroalquiladas, que también ponen en riesgo la calidad del agua.

La gestión sostenible del abastecimiento y el saneamiento son considerados estratégicos para la salud pública y el bienestar ambiental, tanto para beber como para producir alimentos y actividades recreativas.

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