Altas fuentes policiales confirmaron a Edición Noroeste que la distribución de droga en Junín está siendo coordinada desde la cárcel local.
Se trata de una advertencia que tomó fuerza luego del último operativo grande vinculado a Junín, donde el cabecilla de una banda manejaba la red desde la Unidad Penitenciaria 13, y que expone cómo funciona hoy el narcomenudeo en distintos barrios de la ciudad.
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La mano que no se ve: internos que coordinan logística y distribución
La expansión del narcomenudeo en Junín ya no se explica solo por kioscos dispersos en los barrios. Para los investigadores, existe una estructura superior que opera desde la cárcel, desde donde se ordena el abastecimiento, las rutas de distribución y hasta la provisión de armas.
Una fuente que conoce al detalle el funcionamiento de estas redes señaló que “las armas que tenían es algo muy impactante, eran provistas para la distribución de la droga”, un dato que confirma que la logística no depende de actores improvisados, sino de un mando centralizado detrás de los muros del penal.
El esquema se complejiza porque las investigaciones son interjurisdiccionales, se apoyan en denuncias anónimas y exigen meses de trabajo coordinado. “Hay investigaciones que son complejas y son interjurisdiccionales. Para desarticular a los Gipsy Kings se necesitaron más de 10 meses de investigación y seguimiento y 84 mil horas de escuchas telefónicas”, detalló la misma fuente.
El operativo que expuso la conexión: una banda movía droga desde la Unidad Penal 13 hacia Budge y el interior bonaerense
El caso más contundente que confirmó esta hipótesis fue el operativo que desarticuló una organización que operaba desde la cárcel de Junín y abastecía una red con epicentro en Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora.
La investigación comenzó en abril del año pasado, cuando se denunció que un interno de la Unidad Penal 13 formaba parte de una red de tráfico. A partir de esa alerta, los investigadores reconstruyeron una logística que unía Junín, Chacabuco y Budge, con tareas repartidas entre transporte, acopio y venta.
Con las pruebas reunidas, la Justicia Federal de Junín ordenó una serie de allanamientos simultáneos en las tres ciudades. El resultado dejó en evidencia el volumen de la operación: más de 100 ladrillos de marihuana y cocaína secuestrados, además de teléfonos y documentación clave.
El despliegue, a cargo de la Delegación de Drogas Ilícitas de Junín, se extendió por más de 12 horas e incluyó un procedimiento dentro del penal. Seis personas quedaron detenidas y la causa sigue abierta para determinar el alcance total de la estructura.
Un fenómeno que se multiplica en Junín: 54 kioscos de droga desarticulados
Mientras avanzan las investigaciones de las bandas de mayor escala, la ciudad enfrenta una red atomizada de narcomenudeo que se rearma con rapidez. Solo en lo que va del 2025, ya se desarticularon 54 narcokioscos, distribuidos en 26 barrios.
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Para los investigadores, estos kioscos barriales funcionan como la base visible de una estructura que tiene su conducción a distancia. En ese esquema, cortar los puntos de expendio sirve para frenar el daño inmediato, pero no alcanza para detener el circuito completo si no se interviene la cadena que opera desde adentro de la cárcel.
Con nuevas causas en marcha y operativos en curso, fuentes de la fuerza coinciden en que la clave estará en seguir el rastro de la logística, porque allí —aseguran— está el verdadero poder del narcomenudeo en Junín.
Edición Noroeste 
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