Carlos Brighenti, alias “Papelito”, inició su trayectoria circense el 12 de junio de 1975 en Junín, cuando con 26 años y sin recursos levantó su primera carpa con arpillera y palos de acacia. Entre 1975 y 2010 recorrió pueblos de Buenos Aires, Santa Fe y La Pampa, llevando funciones de circo y teatro gauchesco a decenas de localidades.
Reconocido como Personalidad Destacada de la Cultura Bonaerense, Papelito es hoy una leyenda viva del circo argentino y un símbolo de la cultura popular.
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De Junín al corazón de los pueblos: los inicios del Circo Papelito
Con apenas 26 años, Carlos Brighenti decidió cumplir su sueño de formar un circo. “Fue una historia tan simple como esa de hacer un circo: yo quería hacer un circo”, recordó el artista. Empeñó una guitarra, compró 100 metros de tela de arpillera plástica, cortó palos de acacia en un monte y levantó su primera carpa en la esquina de Padre Aparicio y Vázquez Diez, en Junín.
Durante más de tres décadas, el Circo Papelito recorrió clubes, salones sociales y peñas, combinando números tradicionales de circo con obras teatrales gauchescas como Juan Moreira o Hormiga Negra. Este formato de circo-teatro argentino logró fidelizar a varias generaciones, llevando alegría a comunidades que difícilmente accedían a este tipo de entretenimiento.
Papelito no solo se destacó por su talento como payaso, malabarista y maestro de ceremonias, sino también por su capacidad de conectar con el público, generando vínculos genuinos con grandes y chicos en cada función.
Documental y reconocimiento oficial: la memoria de un arte que perdura
La vida de Carlos Brighenti fue llevada al cine en el documental “Papelito”, dirigido por Sebastián Giovenale, oriundo de Bragado, y filmado entre 2017 y 2019 en ciudades como Bragado, Rojas, Pergamino, Tapalqué, Chacabuco y Rafael Obligado.
El documental fue declarado de Interés Legislativo en 2020 por la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires y ganó 21 premios internacionales, incluyendo uno en Rusia, según contó el propio Brighenti. Estas distinciones reflejan la trascendencia del artista y la importancia de rescatar la historia del circo popular bonaerense.
Testimonios de vecinos, como Tonga Terzano, que recordó ganar el auto del circo con un número, muestran la conexión genuina de Papelito con el público y cómo su legado sigue vivo en la memoria de quienes lo conocieron.
Más de 40 años de magia, risas y conexión con el público
Papelito no solo fue un artista de circo; su figura se convirtió en símbolo de perseverancia y pasión por el circo. Con décadas de trayectoria, su vestuario colorido y su sonrisa contagiosa se transformaron en emblemas de alegría.
Cada función tenía su sello único: al finalizar, Papelito anunciaba “Ahora, los Cantores del Alba” y entraba con dos gallos, provocando que el público se descostillara de risa, según contó este año en diálogo con Radio Fiesta Bragado 92.5.
Su conexión con los espectadores iba mucho más allá del show: “Una vez vi que un chico daba vueltas alrededor de la carpa, pero no entraba. Me acerqué y le dije ‘qué te pasa, ¿no te alcanza la plata?’ Sí, me dijo. Metí la mano en el bolsillo y le di plata para la entrada. Yo no fui un payaso comercial, yo fui un payaso artista”, relató a la emisora, mostrando su compromiso con el arte y la alegría de todos los niños.
Pero detrás de la sonrisa también había esfuerzo y sacrificio: “Sabés lo que es que el viento te tire la carpa, que vos necesitás para hacer la función y darles de comer a tus empleados si habré agarrado la aguja y el hilo para remendar la carpa”, recordó, evidenciando las dificultades que enfrentaba para mantener vivo su circo.
En un mundo cada vez más digitalizado, figuras como la de Papelito recuerdan la importancia del contacto humano, la risa compartida y la magia que se genera cuando el talento se entrega con el corazón.
Legado y reconocimiento cultural
El 6 de octubre de 2024, en coincidencia con el Día Nacional del Circo, la Legislatura bonaerense distinguió a Carlos Brighenti como Personalidad Destacada de la Cultura de la provincia de Buenos Aires, reconociendo su aporte invaluable a la identidad y la cultura popular.
Hoy, mientras el circo continúa su gira, Papelito sigue brillando en la pista, dejando un legado que no se mide solo en aplausos, sino en las miles de sonrisas y recuerdos que ha generado a lo largo de cuatro décadas de trabajo incansable. Su vida y obra son un testimonio de que el arte puede transformar la adversidad en felicidad y unir a las comunidades a través de la alegría.
Edición Noroeste 
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