El agua volvió a copar los campos del noroeste bonaerense y ya hay más de 700 mil hectáreas afectadas. Productores denuncian abandono, obras demoradas y falta de respuestas concretas del Estado provincial y nacional.
Más de 700.000 hectáreas agrícolas y ganaderas permanecen anegadas en el noroeste bonaerense, según la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP). Los distritos más golpeados son 9 de Julio, Bolívar y Carlos Casares, aunque el impacto se extiende a Pehuajó, Bragado y General Viamonte.
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Inundaciones y desesperación: el campo otra vez bajo agua
Las lluvias de los últimos meses saturaron suelos, desbordaron canales y dejaron caminos rurales intransitables, bloqueando la salida de cosechas y el traslado de ganado. En 9 de Julio, el 40 % de la superficie está bajo agua, con cosechas arruinadas y tambos que perdieron producción porque las vacas no pueden salir de los establecimientos.
Según datos de Agro Bonaerense y Noticias Agropecuarias, los cultivos de trigo quedaron sin sembrar, el maíz temprano se descartó y muchas tareas de barbecho quedaron pendientes por imposibilidad de acceso. “Estamos frente a una emergencia productiva y humanitaria”, advirtieron desde la Sociedad Rural de 9 de Julio.
Reclamos y promesas: el Plan del Salado otra vez en el centro del conflicto
El Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense mantuvo reuniones en 9 de Julio con la intendenta María José Gentile, representantes de Carbap y productores rurales, en busca de respuestas a la crisis. Desde la Provincia se comprometieron a enviar maquinaria y asistencia técnica, pero el malestar en el sector persiste.
Productores reclaman un plan de mantenimiento permanente de canales y caminos rurales, y denuncian que buena parte de la maquinaria provincial “está rota o desviada a otros distritos”. También proponen la creación de un consorcio mixto público-privado que gestione los recursos hidráulicos con control local, inspirados en modelos aplicados en Córdoba y Santa Fe.
La demanda más repetida es la reactivación de los tramos paralizados del Plan Maestro de la Cuenca del Salado, considerado clave para el drenaje de la región. El Tramo IV.2, entre 25 de Mayo y Roque Pérez, sigue pendiente pese a contar con financiamiento del Banco Europeo de Inversión.
“No hay tiempo”: la tensión entre la urgencia y la política
En los últimos meses hubo protestas y cortes de ruta en 9 de Julio. Los productores acusan a los gobiernos nacional y provincial de inacción. “Hace veinte años que nos prometen las mismas obras. Mientras tanto, se nos mueren las vacas y se pierden las cosechas”, dijo un productor de Morea citado por La Nación.
El intendente de Pehuajó advirtió, por su parte, que algunas obras proyectadas podrían agravar el problema en distritos vecinos si no se evalúa correctamente el impacto aguas abajo. La descoordinación entre municipios y Provincia aparece como una de las principales trabas estructurales.
El riesgo que persiste
A pesar de los anuncios, no hay fechas concretas para la ejecución de las obras ni mecanismos claros de control ciudadano sobre los fondos. El riesgo es que el Plan Maestro del Salado, concebido hace más de dos décadas, vuelva a quedar en la lista de promesas incumplidas.
La emergencia no solo afecta a la economía agropecuaria: hay escuelas rurales aisladas, caminos colapsados y comercios cerrados. En una región que depende del campo, cada día bajo el agua multiplica las pérdidas y alimenta la desconfianza.






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