El Padre Mamerto Menapace, referente indiscutido de la vida monástica y popular, murió este viernes 6 de junio en Junín, a los 83 años, y su partida dejó una huella profunda en la comunidad del Monasterio Benedictino Santa María de Los Toldos, donde vivió y sirvió durante más de seis décadas.
La abadía difundió un comunicado en el que expresó que su muerte marca un momento crucial en la vida de la comunidad. Lo despidieron con gratitud y dolor, pero también con esperanza. “Dios es bueno. Nos priva de tu presencia física, pero nos regala tu presencia espiritual y tu ayuda en todo lo que la Providencia nos vaya presentando”, escribieron.
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Una vida al servicio de la fe
Nacido el 24 de enero de 1942 en Malabrigo (Santa Fe), Menapace ingresó de muy joven a la comunidad benedictina toldense, donde emitió sus votos temporales a los 18 años y fue ordenado sacerdote a los 24. Vivió su fe con fidelidad admirable, acompañando generaciones de monjes y laicos, en una época de grandes desafíos para la Iglesia y la sociedad argentina.
Durante 18 años fue superior del monasterio, tiempo en el que logró una integración activa con el pueblo de Los Toldos, la diócesis de 9 de Julio y la Iglesia nacional. Uno de sus gestos más recordados fue la instauración de la peregrinación anual a la Virgen Negra, patrona del monasterio, que convocaba fieles de toda la región.
En 1995 fue elegido Abad Presidente de la Congregación Benedictina del Cono Sur, una misión que desempeñó durante 27 años, hasta que la salud le impidió continuar.
El escritor que habló con el corazón del pueblo
Menapace fue también autor de más de 40 libros, traducidos y difundidos en todo el país y en otras latitudes. Su obra se destaca por una espiritualidad sencilla, profunda y cercana, donde el humor, el habla criolla y la sabiduría cotidiana se entrelazan con la Palabra de Dios.
“Sus obras son sencillas, profundas, sabrosas, ricas de una muy peculiar experiencia espiritual”, destacó el comunicado de la abadía, que considera su legado literario un “don invaluable nacido de su ejemplar fidelidad a la lectio divina”.
Entre sus libros más leídos se encuentran Salmos criollos, La sal de la tierra, Puro cuento, De la palangana al sagrario y la recordada serie Catequesis yerbiadas.
“Nos condujo con mano experta”
El monasterio lo despidió con palabras cargadas de afecto y reconocimiento: “Nos acompañó y nos condujo con mano experta”, dijeron, y agradecieron su entrega total, su lucidez en tiempos difíciles y su profunda devoción a la Virgen.
“Muchas gracias, P. Mamerto, por tu significativo ejemplo de vida. Perdón por lo que no fuimos capaces de aprender ni valorar durante tu vida. Ahora nos confiamos a tu intercesión”, concluye el comunicado.
Sus restos serán velados y sepultados en el mismo monasterio donde vivió, en el silencio de la tierra que eligió para siempre.
Edición Noroeste 
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