Edición Noroeste

Un nuevo golpe comando en Junín reaviva el temor en los barrios cerrados. Tres delincuentes encapuchados ingresaron con armas de fuego al barrio San Ignacio durante la madrugada del miércoles, en un operativo que replica el modus operandi del asalto ocurrido el 2 de abril en el country juninense Costa Verde.

Fuentes con acceso al expediente judicial consultadas por este medio no dudan en señalar la conexión entre ambos casos. “Todo da que por el modus operandi es la misma del último hecho de Costa Verde”, dijo una fuente policial a Edición Noroeste. El asalto, que se produjo alrededor de la 1 de la mañana, expuso nuevamente las vulnerabilidades en el sistema de seguridad perimetral.

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Los delincuentes cortaron un alambrado paralelo a calle Las Gallaretas, ingresaron al predio y primero abordaron una vivienda deshabitada, propiedad de un conocido dirigente político local y exsenador bonaerense. De allí se habrían llevado dinero en moneda extranjera, aunque no trascendió el monto.

Luego accedieron a una segunda casa donde dormía una familia. Forzaron una abertura, ingresaron y con armas visibles, rostros y manos cubiertos, redujeron a la pareja y a sus hijos, utilizando cordones de calzado para inmovilizarlos. Se llevaron efectivo y algunas joyas, como un anillo.

La profesionalidad del accionar es un punto que destaca la investigación. “Muy profesionales: no se llevaron nada de tecnología que permita rastreo”, agregaron a este portal, en referencia a la selectividad del robo, en el que se evitó sustraer celulares, notebooks o dispositivos con GPS.

Mientras la causa avanza bajo la carátula de robo agravado por el uso de arma de fuego, privación ilegal de la libertad y hurto en concurso real, la Unidad Funcional de Instrucción a cargo de la Dra. Fernanda Sánchez vuelve a tener en sus manos una causa con características similares a la de Costa Verde.

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Vecinos de barrios cerrados en Junín coinciden en la creciente sensación de desprotección. “Ya no vivimos tranquilos ni seguros. Sumamos cámaras, alarmas, pero no alcanza. Tampoco confiamos en la seguridad que debería brindarnos la policía”, señalaron.

Mientras tanto, la hipótesis de que se trata de una banda organizada que opera en barrios cerrados sigue cobrando fuerza. Los investigadores analizan ahora cámaras de seguridad privadas y registros del perímetro, en busca de pistas concretas.