Edición Noroeste

Cuando se habla de las lagunas de Junín, la mayoría piensa en El Carpincho o la Laguna de Gómez, los dos espejos de agua más conocidos de la región.

Sin embargo, hay una tercera laguna que, a pesar de su enorme potencial, sigue sin recibir la atención necesaria para su desarrollo turístico y recreativo: Mar Chiquita, ubicada en la localidad de Agustina.

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En diálogo con Edición Noroeste, el secretario general del municipio, Manuel Llovet, destacó que este espejo de agua cuenta con condiciones ideales para la pesca deportiva, pero carece de infraestructura y acceso adecuado para el turismo.

“La laguna Mar Chiquita tiene una entrada pública que es utilizada, pero no tiene nada de infraestructura”, explicó el funcionario.

Si bien hay un camino rural público que llega hasta la laguna, no está claro cuál es la dimensión exacta del terreno fiscal disponible. “Tiene una entrada pública, un lugar que es público, o sea que pertenece al Estado, pero lo que no sé es la dimensión de ese lugar”, agregó.

El otro obstáculo para su desarrollo es que todas las costas son de propiedad privada, lo que dificulta cualquier iniciativa estatal. “La explotación debería ser privada, o sea, sí tiene potencial para la pesca y demás», dijo.

A pesar de su potencial pesquero, con zonas de tosca y juncales ideales para la captura de pejerrey, Mar Chiquita sigue sin figurar en el mapa turístico de la región. Sin inversión en accesos, infraestructura y servicios, este espejo de agua continúa siendo un destino desaprovechado que podría diversificar la oferta recreativa de Junín.

Una laguna con historia y conexión con el río Salado

La laguna Mar Chiquita pertenece a la cuenca del río Salado y se encuentra a 20 km al norte de Junín y a 260 km al oeste de Buenos Aires. Está ubicada dentro del partido de Junín, con accesos desde la Ruta Nacional 7 y la Ruta Provincial 65. Se encuentra a 16 km de General Arenales, a 24 km de la ciudad de Junín y a 650 km de Mar del Plata.

Su cubeta original es de 2.600 hectáreas, aunque en 2007 alcanzó 6.000 hectáreas. Su profundidad media es de 1,3 metros, con un máximo de casi 5 metros en condiciones normales.

De propiedad fiscal y habilitada para la pesca deportiva, la laguna cuenta con un espigón donde esta actividad es arancelada. Su fondo es mayormente de tosca con sedimentos livianos (arenisca), lo que genera enturbiamiento con el viento o al ser pisado. Sin embargo, la zona de Monte Adela se destaca por un fondo firme y sin sedimentos, convirtiéndola en un punto clave para pescadores.

Sus costas son barrosas, con algunas barrancas bajas de tosca y juncales en sus orillas. Recibe agua del río Salado, con el que también se conecta como emisario. Está unida a las lagunas de Gómez y El Carpincho, además de otros espejos de agua a través de los cursos del río Quinto y el río Salado.

Su origen está ligado a los desbordes del río Salado, formando un gran bañado cíclico. Junto con Gómez y El Carpincho, integra el sistema de “las tres encadenadas”, pero al ser la más alta, es la primera en perder su nivel de agua en épocas de sequía.

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Un recurso desaprovechado

Mientras las lagunas Gómez y El Carpincho concentran la mayor parte del turismo y la pesca deportiva en Junín, Mar Chiquita sigue esperando una planificación que le permita integrarse a la oferta recreativa de la región. Con sus aguas recuperadas tras la sequía, la pregunta sigue siendo la misma: ¿se aprovechará su potencial o seguirá siendo un tesoro oculto para unos pocos pescadores?