La inflación en Argentina muestra signos de desaceleración, pero su impacto en los alimentos sigue siendo significativo. Edición Noroeste dialogó con Roberto Elías, propietario del almacén Don Enrique y miembro de la Sociedad Comercio e Industria de Junín, para analizar cómo esta dinámica afecta a los comerciantes locales y a los consumidores.
«Hay, digamos, una baja en el ritmo de la inflación», señaló Elías. Según el comerciante, hasta febrero de este año las listas de precios llegaban con aumentos mensuales, pero recientemente los ajustes se han espaciado. «Ahora ya hace un par de meses que aumentan cada tres meses, o cada cuatro meses con un promedio del 2,5%. Se nota una desaceleración en eso».
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Sin embargo, esta relativa estabilización no se traduce en alivio total para los bolsillos. Elías explicó que este fenómeno viene acompañado de una recesión en las ventas: «Se nota una venta más acotada. La inflación desaceleró, pero las ventas también cayeron».
El precio de la carne es uno de los puntos críticos que ya comienza a mostrar aumentos después de meses de estabilidad. «Estuvo siete meses sin cambios, pero ahora, por un tema estacional y por menos disponibilidad de hacienda, los precios están subiendo», afirmó Elías. De hecho, en las últimas semanas ya se registró un incremento del 10%, y se espera una suba total del 30% para los próximos meses. «Le calculan que de acá a marzo o febrero ese aumento será progresivo, y también va a ir de la mano con la demanda», agregó.
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Mientras tanto, los comerciantes se enfrentan al desafío de sostener sus ventas en un contexto de precios volátiles. «Es un momento difícil porque, aunque la inflación haya bajado el ritmo, el impacto en los alimentos esenciales sigue siendo muy fuerte», concluyó el referente del comercio local.






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