Edición Noroeste

A escasos metros de la intersección de la avenida San Martín y Bernardo de Irigoyen, en el corazón de Junín, un escenario de caos y desorden reemplazó la habitual calma de la noche. Entre la oscuridad de la noche del martes y las primeras luces de la madrugada de hoy, una banda de delincuentes ejecutó un audaz golpe, dejando al descubierto la vulnerabilidad de un estudio contable que se creía seguro.

La técnica empleada fue tan contundente como temeraria: con la ayuda de una amoladora, los criminales forzaron una abertura para abrirse paso hacia el interior del inmueble. Una vez dentro, su impunidad fue total, permaneciendo durante dos horas dentro del lugar mientras saqueaban su botín.

El blanco del ataque fue claro: tres cajas fuertes repletas con un estimado de 3 millones de pesos en efectivo. Una cifra que, sin duda, deja una marca indeleble en el estudio contable, que funciona en la planta alta.

El modus operandi de los criminales fue meticulosamente calculado. La zona, normalmente bulliciosa por el tránsito vehicular y peatonal, se encontraba sumida en el silencio del feriado. Una oportunidad perfecta para que los ladrones se movieran sin ser detectados.

Se disparó la alarma

A pesar del cuidado de los delincuentes, la zona estaba bajo el escrutinio constante de una amplia red de cámaras de seguridad, tanto municipales como privadas. Sin embargo, el aviso llegó demasiado tarde. A las 2 de la madrugada, un vecino alertó al propietario del estudio contable, quien, al llegar al lugar, se encontró con el desorden dejado por los intrusos y el amargo descubrimiento del faltante de dinero.

Aparentemente, es motivo de investigación, los ladrones quisieron ingresar a la planta baja, donde funciona otra empresa, pero sonó la alarma, situación que alertó al vecino, que dio aviso al profesional de los números y los balances.

La investigación del caso fue asumida por la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Junín, con la intervención de la fiscalía a cargo de Martín Laius.