La diputada nacional y líder del GEN, Margarita Stolbizer, visitó la Unnoba, esta mañana, y en una entrevista a fondo con Edición Noroeste manifestó que al Gobierno “le molestan” las universidades públicas, aseguró que el reclamo de las universidades “cruza transversalmente” a la sociedad argentina, por lo que espera un apoyo rotundo al reclamo, y consideró que el presidente de la Nación, Javier Milei, “no termina de convencerse de que gobierna en democracia”.
La visita de la dirigente a Junín se da, además, en el contexto previo al Congreso Provincial del Partido, del próximo mes. “Es una recorrida previa, como para mover un poco el contexto partidario. Pero, llegar a cada lugar, siempre me lleva a tratar de darle otro tipo de contenido y sentido a la visita”, refirió sobre su encuentro con el rector de nuestra casa de altos estudios, Guillermo Tamarit, del cual también participó la diputada nacional Danya Tavela (UCR).
“En todos los casos visitamos instituciones o nos reunimos con entidades económicas”, comentó.
-Pero esta visita a la Unnoba se da ahora con un trasfondo diferente, por la crisis presupuestaria que afecta a las universidades y la defensa de la educación pública.
-Exactamente, en el marco de lo que viene ocurriendo, naturalmente, cuando hay una universidad en la ciudad, la visitamos, por supuesto, esto es el centro de nuestra agenda legislativa.

-¿Cuál cree que es la visión del Gobierno sobre la universidad pública?
-Bueno, lo que venimos escuchando, digamos, y esto es público en el discurso oficial, es que las universidades molestan en realidad, la educación pública molesta cada vez que el Presidente habla y acusa de adoctrinamiento a las universidades nacionales o a la educación pública. Esto es gravísimo.
“Los que han gobernado la Argentina durante los últimos años usaron al Estado como un botín de la política”.
-¿Hubo adoctrinamiento, por ejemplo, durante el kirchnerismo?
-Yo no creo en el adoctrinamiento, me parece que tenemos que pensar cuál es la función social e institucional de las universidades y la educación pública en general, que ha formado cantidad de premios Nobel en la Argentina y nos ha permitido estar aún hoy donde estamos, que es un lugar de privilegio y de reconocimiento mundial para nuestras universidades. El nivel académico que ofrecen nuestras universidades, no sólo en el área del acceso al conocimiento, la enseñanza, sino también en las áreas de investigación, es muy elevado. Las universidades también producen en términos de investigación científica y tecnológica herramientas extraordinarias. Sin ir más lejos, esta universidad, la Unnoba, lo tiene desde hace muchos años y esto es lo que les ha permitido a las universidades instalarse. Diría que es un nivel de privilegio y reconocimiento, que es imprescindible. Creo mucho que la inversión en la ciencia y en la técnica, es uno de los pilares del desarrollo de los países. No hay desarrollo si realmente no se invierte.
-Dijo que las universidades le “molestan” al Gobierno, ¿por qué?
-Le molestan al gobierno, sin ninguna duda. Bueno, lo vamos a ver en la marcha del martes próximo, cuando las universidades se van a movilizar en defensa del presupuesto. Va a ser, me da la impresión, la primera instalación pública de un reclamo y de una demanda muy acompañada por la sociedad, situación que no ha ocurrido, en alguna medida, con las centrales sindicales previamente. La universidad cruza transversalmente, más allá del acompañamiento de otras organizaciones. No creo que haya familia, hoy, en ninguna condición social, que no apoye el reclamo de las universidades y la necesidad de que existan. Hoy, una familia, aunque mande a sus hijos a la escuela primaria, elige ir a la universidad pública, que ofrece naturalmente una cantidad de oportunidades muy grande.
-¿A este gobierno le molesta el pensamiento crítico?
-Esto es así, sin ninguna duda, porque lo que vamos viendo, y en esto soy sumamente dura y cruda en mi apreciación, es que el Presidente no termina de convencerse de que gobierna en democracia. La democracia implica el respeto y el reconocimiento del otro, de quien piensa diferente. La democracia es, ante todo, diversidad de pensamiento, de opinión. A mí me cuesta a veces creer que los grandes pregoneros de la libertad no aceptan la libertad de expresión y que, cuando alguien se manifiesta de manera distinta, salen inmediatamente a cortarlo, a descalificarlo. A eso agreguemos que el funcionamiento de una democracia implica reconocer que también vivimos en una República, con tres poderes. Sin embargo el presidente no reconoce esto. Entonces, retomando la pregunta, me parece que esa posición crítica, diferente, de demanda, es lo que al gobierno le molesta.
-Estos rasgos autoritarios, que funcionan como vetos o ponen en crisis las democracias, ¿son parte de un fenómeno que se da solo en la Argentina o es un proceso más amplio y global?
-Me parece que hay que mirar ambas cosas. Hoy, hay sin ninguna duda una situación global que hace a la Argentina muy semejante a lo que viene pasando en otros países. Ya el avance de los sectores de ultraderecha en muchos países democráticos se viene dando en los últimos años. Diría que la figura de Trump, por ejemplo, como un candidato con chances de volver al gobierno en la elección de este año de los Estados Unidos, es una señal de que esto implica un movimiento más grande de lo que pasa en la Argentina. Pero, al mismo tiempo, no puedo dejar de decir que creo que el presidente Milei es el emergente del fracaso de muchos años, del abuso respecto del Estado, porque lo cierto es que los que han gobernado la Argentina durante los últimos años usaron al Estado como un botín de la política. Y entonces hay frente a eso una reacción social, porque lo extraño es que aun cuando Milei repite que no hay plata, no hay plata, y vemos claramente el ajuste, el aumento de las tarifas, de los precios, todo lo que estamos viendo, sigue habiendo mucha gente que convalida, que apoya, que sostiene que el esfuerzo vale la pena. Y esto tiene que ver con el desastre de lo que tuvimos antes, porque lo que la gente está expresando es ‘no queremos volver atrás’.

-Hasta en las guerras hay gente que hace negocios. Cuando el gobierno dice que no hay plata, ¿es realmente así o hay sectores que se están beneficiando, aún en medio de este ajuste?
-Hoy, como fue antes también, pero hoy particularmente, hay sectores, no solamente sectores que hacen negocios, yo diría que hay además un doble discurso y una doble vara muy clara, lo que hemos visto en estos días con el tema del Senado y lo que vemos con muchos de los nombramientos. El presidente habla en contra de la casta sentado al lado de Patricia Bullrich o de Daniel Scioli, por ejemplo. Vemos el nepotismo que hay con la familia Menem, Milei y Adorni, accediendo a cargos, digamos, sin tener antecedentes de ningún tipo, fijándose sueldos realmente muy altos. Pero, por otro lado, hay otro tipo de negocios que son los negocios económicos. A mí me preocupan enormemente un par de discursos del presidente en los últimos días, cuando declaró que el lavado de dinero no es un delito; es gravísimo. Y ahora, en la reunión que acaba de tener en Bariloche con los empresarios, prácticamente dijo que son héroes los que fugan la plata de la Argentina. La Argentina tiene más de 300 mil millones de dólares en el exterior, ahí explicamos, en gran medida, los problemas que tenemos, pero para el presidente de la Nación esos son héroes. Lo dijo en el marco de una reunión de empresarios, los más grandes de la Argentina, aplaudiendo ese discurso. Entonces, no hay duda de que algunos siguen haciendo negocios. En realidad, el sector financiero en la Argentina ha ganado prácticamente en todos los gobiernos. Recuerdo algún discurso de Cristina en cual dijo ‘acá los que más plata ganaron son los bancos’.
-Se habla de ‘recesión con ilusión’, una suerte de contradicción difícil de explicar.
-Tiene un plazo, sí, pero de todos modos va de la mano de lo que decía antes. A mí me preocupa que sigue habiendo un nivel de convalidación y de aceptación del esfuerzo, porque en realidad es la misma gente que sufre cuando sale a hacer las compras, pero dice, bueno, esta es la consecuencia de lo que pasó. Y en alguna medida tienen razón. Tengo una mirada muy crítica de los caminos que el gobierno decide tomar, pero lo que no puedo es adjudicarle la responsabilidad como originario del desastre que tenemos. Y eso es lo que ve mucha gente. Entonces dice, ‘no, la responsabilidad es de los anteriores, éste está haciendo el esfuerzo para llevarlo, entonces creo que eso va a tener el límite cuando el bolsillo empiece a quedar vacío, cuando efectivamente a la gente no le alcance para pagar. Hoy, lo que está muy claro es que hay una retracción en los consumos, un cambio de hábitos de consumo en las familias sobre todo, pero bueno, todo eso se va a empezar a ver y hay un momento donde eso se empieza a chocar con la realidad. Lo que todavía no tenemos claro es cuál es el punto de toque, de contacto entre eso y la política electoral. El presidente ha hecho en la reunión de Bariloche alarde de lo que puede ser su posicionamiento político electoral en la próxima elección. Dice ‘lo que no saque ahora, lo voy a sacar en la que viene’, confiado en que él va a mejorar su situación, su mayoría o su representación parlamentaria. Entonces habrá que ver eso, que es cómo se contacta, cómo esa gente, cuando empiece a reaccionar, porque ya no puede hacer muchas de las cosas que hacía, eso tenga un correlato de tipo electoral.
-O sea que, la fecha límite serían las elecciones del año que viene, ¿no?
-Ahí es donde vamos a estar todos a prueba, me parece. Y creo que va a ser sin duda un momento de inflexión muy importante para la Argentina.
-¿Por qué?
Porque el gobierno tiene que pasar su primer test electoral. En general hay una tendencia a que la gente, durante esos primeros dos años de gobierno, suele acompañar a los gobiernos. Pero lo que nosotros venimos viendo es que, pese a muchos errores del gobierno y mucho daño que el gobierno produce con sus decisiones, sigue habiendo en la Argentina un sentimiento muy alto de rechazo al kirchnerismo o al gobierno anterior. Después estamos nosotros tratando de construir una alternativa intermedia, justamente, para que el fracaso de Milei no termine yendo a parar de nuevo al kirchnerismo. Necesitamos construir eso como una expectativa tal vez a un poco más largo plazo.
“Tengo el honor de haber sido la persona más insultada por Cristina Kirchner”.
-¿Pero hay lugar en esta coyuntura para propuestas moderadas?
-Debería haberlo. La Argentina viene sumida en esta suerte de polarización muy brutal desde hace muchos años, que hoy Milei utiliza y profundiza en una polarización distinta.Es él y el resto, y entonces busca encasillarnos a todos.Hoy está muy claro que su estrategia es esa, es dejar pegados a todos los que están, a los que no están con él.
-Fuiste una de las críticas más acérrimas del kirchnerismo, cuando el kirchnerismo estaba en la cúspide del poder.
-Sí, así es, y tengo el honor de haber sido la persona más insultada por Cristina Kirchner. Sí, efectivamente, porque no he sido nunca condescendiente ni aún en los momentos de mucho poder o de instalación de un relato muy eficaz del kirchnerismo. El kirchnerismo instaló un relato sobre una realidad de sí mismo que no tenía nada que ver con la verdad, por supuesto. Milei hace cosas muy parecidas; vemos muchos puntos de similitud entre una cosa y otra. Sigo pensando lo mismo del kirchnerismo, sigo atrás de muchas de esas causas de corrupción, porque creo que en gran medida la degradación económica, social y moral de la Argentina tiene que ver con esos años de gobierno del kirchnerismo.
-¿En qué quedó la causa Hotesur – Los Sauces?
-Es una causa que se acumuló, que sigue en trámite, por supuesto, y estamos siempre a la espera de que eso en algún momento llegue al juicio oral, para que las pruebas puedan estar sobre la mesa y accesibles a todo el mundo.
-Muchas veces miraste más allá de la coyuntura política, ¿qué es lo que viene para la Argentina?
-Tengo una mirada de mucha preocupación, digamos, no tengo una expectativa de que la situación vaya a ser buena, porque no creo que vaya a ser buena en términos económicos, sociales y tampoco institucionales. Voy viendo a un gobierno que, al contrario, cada vez se encamina mucho más hacia un modelo autoritario. Todos los días, el presidente escala en su conflicto con el Congreso. Y eso no es un problema para quienes recibimos los insultos del presidente en términos personales, pero es muy grave en términos institucionales. Entonces veo que todo esto es malo, porque, además, soy una convencida de que el desarrollo necesita instituciones, porque para que vengan inversiones se necesita previsibilidad, confiabilidad en el sistema, la economía para ser estable necesita una política que sea estable también. Y esas son condiciones que no se están dando.






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