Guillermo Tamarit, rector de la Unnoba, afirmó en una entrevista con Edición Noroeste que, sin presupuesto 2024, las universidades nacionales quedan en manos de la “discrecionalidad del Poder Ejecutivo”, llamó a llevar adelante este proceso “con la gente adentro” del sistema y advirtió: “La sociedad la está pasando mal”.
-¿Qué implicancias tiene para las universidades nacionales no contar con el presupuesto 2024?
-Cada vez que no se vota el presupuesto nacional, que es lo que financia a las universidades, quedamos en manos de la discrecionalidad del Poder Ejecutivo. En este caso, el Gobierno ha decidido volver a enero de 2023, con un periodo de 270% de inflación. Naturalmente, esto nos pone muy lejos de la posibilidad de hacer funcionar las universidades. Estamos tomando distintas medidas y planteando en todos lados el límite que va a tener esta situación en el transcurso de los meses.
-Un límite que tiene un plazo, ¿no?
-Venimos advirtiéndolo sistemáticamente, con gestiones en el Congreso de la Nación, el Poder Ejecutivo, en distintos ámbitos. Esto va a encontrar un límite más temprano que tarde, con lo que todo eso significa.
-Hay una marcha de las universidades prevista para el próximo martes.
-La marcha es la visibilización de la situación. El sistema universitario público tiene 2.200.000 estudiantes, un millón de trabajadores adicionales entre docentes y no docentes, es una comunidad muy importante y no se puede soslayar la situación. Este es el espíritu de esta marcha y la concentración que va a haber en la Ciudad de Buenos Aires y por supuesto en el resto de las ciudades, porque es una marcha de carácter federal.
-¿La Unnoba va a estar presente en la marcha?
-Sí, por supuesto, todas las universidades estaremos allí y de la misma manera enfatizamos que no va a haber paro, o sea, nosotros vamos a enfatizar las actividades, porque creemos que es con la universidad abierta que hay que discutir todo esto, que no tiene que ver con el tono, quizás, más sindical de este tipo de reclamos, sino con que, efectivamente, la sociedad encuentre un espacio donde acompañar a sus universidades.

-¿Esta crisis presupuestaria es inédita o ha habido otras similares?
-La Universidad ha pasado, para hablar en términos del periodo democrático, muchas veces situaciones de estas características, particularmente, como siempre decimos, las prórrogas presupuestarias atentan contra la autonomía universitaria. O sea, nosotros somos instituciones de la Constitución Nacional, cuyo presupuesto nos lo brinda el Congreso de la Nación, como una garantía de la autonomía, justamente, para no depender de la buena o mala voluntad de un funcionario.
-El Gobierno esgrime que durante el período anterior no hubo aumentos presupuestarios en el último año y medio.
-La paritaria docente tuvo uno de los mejores rendimientos de todo el sistema sindical, así que en ese aspecto, no. Lo que sí es cierto es que, en términos de gastos, no acompañó el crecimiento que tuvieron las pautas salariales. Pero más allá de lo que haya hecho el gobierno anterior, que se tendrá que hacer cargo el gobierno anterior, lo que es objetivo es que se pretende que las universidades sean financiadas con el mismo presupuesto de 2023, con un 270% de inflación. Hay un dato, que es lo que tenemos que discutir, dado por si es posible financiar las universidades este año con el número nominal del año pasado. Si alguien cree que esto es posible, nos tendría que decir cómo hacer. Y, si no es posible, necesitamos más presupuesto.
-¿Hay señales que hagan pensar en la posibilidad de un entendimiento?
–Sí, por supuesto. De hecho, el gobierno ya anunció un 70% de aumento para los gastos. Esto es una primera señal y muy bienvenida por parte de las universidades. Efectivamente, se reconoce que hay una situación que hay que resolver. Hay cosas para mejorar, no hay ninguna duda, pero lo que estamos discutiendo, hoy, es básico, elemental. Tenemos un crecimiento exponencial de tarifas y un presupuesto del año anterior. Se reduce, lamentablemente, a esto, la coyuntura en que estamos las universidades.
-No se puede pensar la Universidad escindida de los problemas económicos que afronta el país, ¿no?
-Exactamente, un estudiante de Rojas, por ejemplo, paga cuatro mil pesos para ir y cuatro mil para volver. Estas son realidades muy claras del contexto en el que debemos desarrollar la actividad universitaria. Los costos de alquileres y otros gastos son significativos para cualquier familia o estudiante, y este contexto tiene un impacto. Y, en este caso, un impacto muy negativo. Por eso debemos garantizar aspectos básicos, como mínimo funcionar como lo hicimos el año pasado. También debemos alertar sobre el hecho de que si la universidad no crece, retrocede. No existe un equilibrio burocrático en la universidad. La universidad no puede simplemente sostenerse. Entendemos la crisis y la coyuntura, pero no hay perspectiva para las universidades en cuanto al desarrollo de la educación superior, a menos que nos planteemos cómo acompañar el desarrollo tecnológico, la innovación y los nuevos desafíos científicos, entre otros aspectos.
-¿Observa una sociedad movilizada frente a esta coyuntura?
-No, creo que la sociedad votó con claridad, a través de un proceso, a este gobierno. No creemos que el gobierno sea la causa de todos nuestros problemas. Creemos que es la consecuencia de un proceso político de décadas. Sin embargo, muchos alumnos, profesores y personal no docente, que votaron por este gobierno, no lo hicieron para que tome estas medidas respecto a las universidades. Hay una serie de decisiones complejas que no pueden ajustarse al gusto de cada individuo. Nos consta, claramente, que respecto a las universidades no hay ningún tipo de apoyo para desfinanciarlas. Nosotros formamos un astrónomo en la Universidad Nacional de La Plata, con el 10% de presupuesto de cualquier universidad europea. Y tiene la misma calificación cuando trabaja en cualquier lugar del mundo. Y lo que hace el gobierno es una discusión muy simplona, toma dos o tres casos de adoctrinamiento en 2 millones de estudiantes y dice que las universidades adoctrinamos. Toma dos o tres casos de algún gasto superfluo, que efectivamente, en un presupuesto de 5.000 millones de pesos, quién puede negar que puede haber algún gasto superfluo. Pero no es la regla. O sea, no podemos trasladar esas excepciones y plantearlas como la regla general.
-Creo que lo primero que aprende uno en la universidad es que no hay verdades absolutas. Quizás sea ese el adoctrinamiento que molesta a un gobierno con un semblante autoritario.
-El pluralismo es como se ha construido la universidad en la Argentina. Y cuando alguien desde, la posición que tiene un presidente de la nación, tacha a todo el que piensa distinto, con adjetivaciones inadmisibles, no parece ser un buen ejemplo de pluralismo.
-¿Es posible gobernar sin acuerdos y consensos?
-Los ejemplos, en la Argentina, cuando hay crisis de esta profundidad, el primer dato de recuperación económica, de baja de inflación, le da un enorme impulso a quienes logran desde el gobierno esos resultados. Pero después la demanda siempre es más compleja y esto, antes o después, va a requerir acuerdos, poner en valor otros atributos que tiene el sistema democrático. Y si no, va a tener la suerte que tuvieron todos los gobiernos, lamentablemente en este país, en este período democrático, donde aún el gobierno de Menem, que todos plantean como muy exitoso desde el punto de vista económico, bueno, Menem no podía caminar por la calle, finalizado su gobierno.
-Se habla del menemismo con un caso de éxito, pero el neoliberalismo funcionó con grandes bolsones de pobreza y crecimiento de la marginalidad.
-Recesión, gente fuera del trabajo, un conjunto de consecuencias muy negativas. Entonces digo esto, hay que ponderar en estos momentos no entrar en provocaciones.
-Algunos dirigentes creen que estamos en la antesala de un estallido social.
-Sí, nosotros en las universidades no vemos eso, digamos, tampoco hemos transitado todavía niveles de conflictos más agudos, más profundos, pero por supuesto, siempre hay que estar alerta respecto a estas cuestiones, porque también hay un dato objetivo -y que nadie niega-, y es que la sociedad la está pasando mal. Entonces, cuánto tiempo es posible sostener esto, evidentemente, se va acercando a su límite a medida que transcurre el día a día.
-Hay una idea de estar mal ahora, para después estar menor, ¿confía en ese argumento?
-No, yo creo que al gobierno hay que dotarlo de las herramientas para que gobierne. En eso yo no tengo la menor duda, que el voto, la legitimidad del gobierno y que efectivamente, en este caso, el presidente dijo exactamente lo que iba a hacer. En eso no tengo ninguna duda, pero de la misma manera que ningún presidente hace lo que quiere, hace lo que puede.
-Pero el Presidente dijo que el ajuste lo iba a pagar la casta.
-No, está bien, yo hablo en términos generales. No dijo que iba a llenar la heladera, para decirlo brutalmente. Pero insisto, es con la gente adentro del sistema que hay que desarrollar todo este proceso. Y estamos objetivamente más lejos.






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