Lo primero que llama la atención cuando uno llega a Indelplas, la empresa juninense que fabrica artículos para el hogar, fundada en 1978, por Ricardo de la Fuente, es un ascensor, quizás para muchos, “prescindible” –el edificio tiene dos plantas-, pero “hay personas que no pueden subir las escaleras”, aclara el dirigente político, que aspiró a la intendencia de Junín dentro del espacio de Patricia Bullrich, dejando al descubierto un rasgo que lo diferencia: su enfoque social.

De dormir en un galpón en sus comienzos a ser un empresario inspirador del presente de la ciudad, ha atravesado distintas crisis económicas, pero “ninguna como esta”, admite. Sin embargo, hay una línea de continuidad: habla, hoy, con la misma pasión y energía que en su juventud y está comprometido con los temas sensibles de la ciudad, para los cuales, confiesa, tiene ideas que “van a hacer ruido”.  

Miembro de la mesa ejecutiva de Capynoba, acaba de ser designado delegado de la Agencia de Desarrollo de Junín, “una entidad que se constituyó en la época de Abel Miguel, con la intención de conformar un grupo de dirigentes, que representen a las entidades más importantes, para discutir la estrategia del desarrollo”.

Y amplía. “Tengo un montón de ideas para aportar, porque la Agencia, hasta ahora, ha sido un grupo de encuentro donde se hace catarsis y se discute el sexo de los ángeles, pero es muy poco ejecutiva”.

“Tenemos un plan donde la macro se está trabajando fuertemente, echándole hielo a la inflación, pero se nos va a morir el paciente de neumonía”.

Ricardo de la Fuente.

“Si le preguntás a alguien, a cualquier persona de Junín, ¿cuántas personas trabajan en la actividad privada en Junín? Ese número no lo tiene nadie; ¿cuántos jubilados hay en Junín? No lo sabemos, cuando solo hay que oprimir una tecla en la Anses para saberlo. Preguntás ¿cuántos empleados públicos hay en Junín? No lo sabemos; ¿de cuánto es el promedio de ingreso por habitante en Junín?; ¿cuántos kilovatios consume la ciudad?; ¿cuánto se paga el sueldo de un gerente?; ¿cuánto se paga el metro cuadrado de un local comercial en el centro? No se sabe. Todas esas métricas son importantes a la hora de discutir el desarrollo”, desafía.

“Hay una frase del físico y matemático británico William Thomson Kelvin que dice: ‘Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre’. Necesitamos tener esos datos, ¿cuántos empleados tiene la municipalidad? No lo sabemos. Son datos que deberían ser públicos. En una ciudad donde se esconde la información sensible, no sabemos adónde vamos, no hay una proyección de la ciudad a veinte años, no hay un proyecto que entusiasme a los vecinos de Junín”, se desmarca.

Cambios en el consumo

“En seis años cambió la cultura de la forma de cocinar de los argentinos. Hasta hace seis años cocinábamos todo con gas. Y ahora el 75% tiene hornos eléctricos, porque es más eficiente. Más eficiente quiere decir que transforma más calorías con menos dinero. Entonces es barato, es simple, no dependés de la garrafa, lo enchufás”, señala.

Y anticipa: “En estos días me voy a la feria de Cantón, en China. Y vamos a buscar la cocina. Es un cambio cultural. Entonces imagináte que no puede haber alguien desde el municipio o desde la política que le diga a los agentes económicos, a los agentes privados en qué tienen que desarrollarse”.

“Nosotros, a través de la red Emprender Junín, una ONG que fundamos hace ocho años, hemos encontrado que apoyando a los emprendedores hay tantas ideas súper creativas que a los emprendedores no hay que decirles qué hacer. Hay que apadrinarlos, hay que acompañarlos, porque la capacidad creativa de cada una de las personas es más importante que la capacidad creativa de los políticos”, afirma.

“Creo que, en Junín, está habiendo un proceso de reconversión de la representatividad gremial empresaria. Hoy Capynoba, con un proceso que viene llevando a cabo José Molinari como presidente, ya desde hace un tiempo, viene representando los intereses más empresariales, digamos, y más genuinos. Capynoba no te consigue un descuento en un comercio, sino que te trae herramientas para que seas más competitivo, para que estés preparado para estos eventos de crisis que estamos pasando”, indica.

Y añade: “Creo que ha perdido un poco de representatividad la Sociedad Comercio e Industria, que hoy por hoy es la entidad que tiene más socios, pero el crecimiento de Capynoba está llegando ahora a 150 socios, que es mucho, con una cuota mucho más alta que la de Comercio e Industria, y con acciones concretas. Hemos traído a Claudio Zuchovicki, a Fausto Spotorno, y ahora vamos a traer a Salvador Di Stefano”.

“Estuvimos trabajando fuertemente, muy de puertas adentro, sobre el incremento de las tasas municipales, sobre todo en Seguridad e Higiene, que es inconstitucional, abusivo y discriminatorio. Y estamos trabajando fuertemente en conseguir herramientas para ayudar al sector empresario, comercial y productivo”, detalla.

Junto al dirigente Javier Iguacel.

Paso a nivel: “Hubo mala gestión municipal”

Sobre el drama social y económico que se generó a partir de la parálisis de la obra del paso bajo nivel, afirmó: “Hubo un problema de mala gestión municipal, se debió haber proyectado la obra en dos etapas, hacer una mano, terminarla, habilitar esa mano y después hacer la otra mano. Era factible técnicamente, pero se priorizaron otros intereses, otros negocios. Se discutió más el puente aéreo que hacer dos manos y la obra quedó inconclusa.

-¿Por qué ocurrió eso?

-A veces, cuando algunos dirigentes llegan al poder se transforman en soberbios, el poder genera ese tipo de cosas. Y no se hizo a favor de la gente, se debería haber hecho el corte de una mano, la apertura, la otra mano que quede abierta, con paso alternativo para un lado y otro, con semáforo, ¿iba a haber demoras? Seguro, pero iba a poder funcionar. Pasan tres trenes por día, eso no es una obra estratégica.

-¿Y ahora cómo se sale de este conflicto?

-Creo que el municipio, si quisiera, con fondos propios, haciendo un convenio a largo plazo con la Provincia o Nación, tomando una deuda exigible a futuro, podría financiarlo si volcamos los fondos a eso y no a otras cosas. Y también creo que habría que pensar, esto lo vengo diciendo hace 15 años, en un paso bajo nivel en la avenida La Plata, donde el terraplén del tren está bastante más alto que el nivel de la calle, con lo cual, con un pequeño desnivel, podrías hacer un paso bajo nivel seguro y que integre a dos sectores de la ciudad que son muy importantes.

El rumbo de la economía

-¿La Argentina tiene que competir en lo que es buena y abrir la importación para aquello en lo que es cara y poco eficiente?

-Coincido con este precepto, pero a un chico que corre en atletismo, a los 8 años no lo podés mandar a la carrera de mayores. Tenemos que consensuar un plan de transformación con un plan estratégico, donde no se nos fundan las empresas y que tampoco sean subsidiadas con los fondos de los pobres. Cuando alguien dice que hay que cerrar el mercado para defender la industria argentina, es un error de concepto. Lo que hacen finalmente con eso es subsidiar a un empresario, no a la industria; a un empresario ineficiente. Hay que reconvertir, pero tenemos que juntarnos las cámaras empresarias, los empresarios, los funcionarios de gobierno, el Ministerio de Producción, todos juntos y decir, bueno, vamos para acá. Por ejemplo, en la Argentina es imposible que haya un desarrollo industrial cuando Aluar cobra el aluminio un 300% más caro que Brasil; cuando los dos o tres grupos concentrados que fabrican materia prima de plástico en la Argentina están cobrando un 200% más caro que el resto del mundo. Esto hay que liberarlo lo antes posible. Y después hay una carga impositiva muy grande. Y, conjuntamente con esto, hay que hacer una profunda reforma laboral, ya que, hoy, el 50% de la población activa del sector privado está fuera del sistema, está en negro. Y hay que estabilizar la economía, porque tenemos un plan donde la macro se está trabajando fuertemente, echándole hielo a la inflación, pero se nos va a morir el paciente de neumonía.

-¿Piensa que el Gobierno toma nota de esto, que puede enderezar el rumbo, ser más sensible al impacto social negativo de muchas medidas económicas?

-Creo que no, va a costar mucho. La gran crisis del segundo semestre en la Argentina va a ser la desocupación. Gente desesperada. Tenemos un poder de compra totalmente desvalorizado, caído, porque la gente achicó sus ingresos de manera dramática. Y las empresas no van a tomar gente. Indelplas quisiera exportar, pero con el impuesto País somos caros. Indelplas tendría que exportar este año 3 millones de dólares, pero vamos a exportar 40.000 dólares. Con lo cual, se perdieron en Indelplas 30 o 40 puestos de trabajo que podrían estar abocados al comercio exterior. Pero, hoy, lo único que le importa al Gobierno es achicar el déficit. Entonces, pusimos el impuesto país y se está cayendo la recaudación, se está cayendo todo, ¿por qué? Porque se achica la actividad. La curva de Laffer grafica muy bien esta situación, cuando subo mucho los impuestos, baja la recaudación, porque hay un punto donde la gente no paga más, o no vende más. Y es lo que está pasando en Argentina. Hay un cable que llevan los ventiladores que fabricamos, que en el mercado interno vale 2 dólares con 50 y en China, 40 centavos de dólar ¿Cómo voy a competir? Tengo más de 2 dólares de diferencia en un ventilador por el cable.

-¿Y el mercado interno?

-No, no, el mercado interno se frenó, se apagó. Exportar era una buena alternativa. Nosotros, con un esfuerzo titánico de mi equipo profesional, vendíamos a Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile, Perú y llegamos a Ecuador. Todo eso se frenó, se apagó completamente porque no tenemos precio para competir.

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