
La profesora de letras modernas e investigadora por el Conicet, escritora, ensayista y autora de la novela “La tierra del fuego” (traducida en varios idiomas y publicada en distintos países), Sylvia Iparraguirre, se presentó en la Feria del Libro de Junín, donde disertó sobre Jorge Luis Borges.
“Siempre estoy feliz de volver a la Feria del Libro de Junín. Me he autoproclamado madrina de esta feria, la conozco desde que nació, así que siempre voy a seguir viniendo. Tengo una cábala, que todos los libros los presento en algún momento en Junín”, afirmó.
“Hoy lo que nos convoca es la figura emblemática de Jorge Luis Borges. El 14 de junio se cumplieron 30 años de su muerte y me parece capital que la Feria lo recuerde. Yo estoy a cargo de traerlo un poco a Borges esta noche acá para compartirlo con ustedes”, expresó.
“Borges es infinito, inagotable. Así que lo que yo puedo hacer es traerlo con su propia voz, leyendo algunos poemas, para que se haga presente con sus propias palabras. Hace mucho tiempo estuve en la Universidad, en la Biblioteca Nacional, en centros culturales hablando de Borges y descubrí que a esta altura no puedo hablar de Borges si no es a título personal, en primera persona”, dijo.
“Lo conocí mucho a Borges; tuve esa fortuna. Y mi vida en relación con la literatura hace un arco que empieza acá, en Junín, cuando iba a la escuela secundaria y en tercer año una profesora extraordinaria nos dio poemas de Borges. Es decir que a los 15 yo empecé a leer a Borges, esas poesías me llevaron a sus cuentos, sus cuentos me llevaron a sus ensayos y me convertí en una lectora devota de Borges”, contó.
Y amplió: “Pero Borges no me captó por la parte erudita, ni por la parte supuestamente inaccesible, sino que me habló muy directamente. Es un autor al que siento profundamente cercano. A mí Borges me ha acompañado en viajes a Junín, en los colectivos de aquella siniestra empresa Rojas, en el tren. Siempre me han a acompañado sus cuentos, sus ensayos brillantes, su imaginación que deslumbró al mundo, porque ahora Borges es universal, como no podía ser de otra manera”.
“Esto fue acompañándome a lo largo del tiempo, me casé con un escritor, para él también Borges ha sido capital, como para todos los escritores argentinos”, afirmó.
“Entonces llego a la Universidad de Buenos Aires y tengo la suerte de que Borges daba por última vez literatura inglesa. Así que me anoté con Borges, tuve la fortuna de cursar con él, de conocerlo como alumna, era buenísimo como profesor; no aplazaba a nadie. Lo conocí en conferencias, estuve en su casa un par de veces, en su modestísimo departamento de Maipú y Charcas. Lo entrevisté y usé mucho una estrategia que era decirle que era de Junín, porque él tiene un cariño especial por la calle Borges, por el Coronel Borges que era su abuelo, incluso cuando estuvo en Junín venía con mucho gusto por ese tema.”
“El magisterio que yo siento de Borges es su relación con la literatura constante, perpetua, continua, jamás se apartaba, siempre hablaba de literatura”, cerró.