
Por Franco Ruiz
Antes de morir, en 2008, a causa de las complicaciones del Sida (había dejado de tomar el cóctel de medicamentos), Gustavo (Tavie) Mariani me entregó unas poesías y relatos -estaba escribiendo una autobiografía, titulada «Hemos vivido», y otra novela, «El corazón blindado», que sucedería a la magistral «Capsicum» (La Comuna Ediciones, 2002).
Hemos vivido
Costó un año de desaparición en Sierra Chica, pero eso es motivo de otra consideración, los primeros palos en las costillas de la policía canalla los recibí en ocasión de la visita de Charles de Gaulle al país, a quien Perón había ordenado «recibir a De Gaulle como si fuese Perón», era el gobierno del ilegítimo Arturo Illia.
Era un ser extraño, de buena familia, homosexual, marxista leninista y montonero y joven, muy joven, jugaba al rugby y saltaba a caballo, en resumen, una equivocación cultural.
Cántale a la vida
Cántale a la vida
que se te ofrece
generosa y cálida.
Ama a tu pasado pero no lo toques,
como no tocan los cadáveres.
Vive hoy que el mañana es un cuento,
trascartón está la muerte.
Hermana muerte
Me das pena. Vas recorriendo el
mundo buscando tus presas, que te duran un
segundo, después son otra cosa y lo que es peor
dan origen a mil vidas de las cuales te tendrás
que ocupar. Estás sola, sos vieja y fea, algún
día, con esa capacidad que tenemos los
hombres, te perdonaremos esas picardías de
aparecerte cuando no te esperamos, después de
todo alguna virtud tendrías que tener y esa es
la imprevisibilidad y te la reconocemos, no
intentes darnos miedo, no sos más peligrosa que
Cachavacha, afilá la guadaña que está oxidada
y cambiate de ropa que los jirones negros no te
sientan.
Un abrazo fraternal
Tu próxima víctima, Gustavo
Lenguaje
Por qué?
Para qué?
Nunca.
Jamás.
Siempre.
Eliminemos de nuestro lenguaje estas palabras.
El porqué no es nuestro.
Mucho menos le para qué.
El nunca no depende de nosotros, ni el jamás, ni el siempre.
Hagámonos amigos del quizás o quizá.
Mi ciudad
Al Oso de Lincoln
Nací en un laberinto enrrevesado
de números y calles,
poblado de horror y belleza
por partes iguales.
Ella contempló mis primeros pasos,
¡Tantos primeros pasos!,
es mi ciudad,
la casa de mis libros amados y mis
herejías,
a las que no he renunciado.
La casa de perritos callejeros y
gatos vagabundos.
Es mi casa y no he tenido otra,
por eso nunca permití que muera del todo.
Y a mi vuelta del periplo oceánico,
fenomenal,
me enfrenté con mi Ithaca natal.
En mi vasta memoria la recordaba ciudad
de ladrones y homicidas,
de delatores y torturadores uniformados,
tumba indigna de mi generación,
pero recurriendo al genial alejandrino:
“Y si la encuentras miserable,
no es que Ithaca te haya engañado,
sabio como te habrás hecho
sabrás qué quieren decir las Ithacas”
y hube de amigarme, corriendo y
recorriendo
desde sus callecitas tolosanas.
Autobiografía
Gustavo (tavie) Mariani nació el 16 de septiembre de 1949 en La Plata, Argentina, es judío sefardí de familia de origen hebrero italiano, es licenciado en Ciencias de la Educación de la UNLP y doctor summa cum laude en Teología de la Universidad Estatal de Estrasburgo, Francia. Fue decidido combatiente antifascista en las luchas armadas contra la Dictadura Militar en su país (1976-1983) y vivió exiliado en Madrid, España, desde 1977 hasta 1982. Actualmente se define como anarquista, es poeta y escritor de cuentos y novelas, algunas de ellas publicadas en la Comuna y el diario EL DIA. Fue actor y director de teatro durante veinte años, disciplina que abandonó para dedicarse a las letras.