«La casita azul», de la autora juninense Sandra Comino

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RESEÑA

Por Florencia Baez Damiano

En “La casita azul”, la novela de la autora juninense Sandra Comino -publicada en 2001 (recibió el Premio Iberoamericano en la La Habana, Cuba)- la voracidad por la acumulación de dinero y el ejercicio del poder aparecen, de un modo tan sugestivo como inquietante, entrelazados y unidos por un mismo denominador: la violencia y el sojuzgamiento del otro.

Así, el libro se adentra en problemáticas como el genocidio de los pueblos originarios; el maltrato de un padre hacia su mujer y su hija; o los excesos de poder de un intendente que instaura el temor entre los ciudadanos, como arma de dominación, pues nadie se atreve a contradecirlo.

El pago chico -la historia transcurre en un pueblo llamado Azul-, lejos de la bucólica que se le suele imprimir, aparece represantado bajo una atmósfera asfixiante, donde las víctimas son los niños y la felicidad ronda en torno a esa “casita” que van a visitar.

Son dos historias que conmueven, que se entrecruzan y transportan al lector a un pueblo donde los hechos de injusticia y violación de los derechos de la infancia son frecuentes. Escrita en un lenguaje poético, la autora narra las leyendas de Ailin, quien pertenece junto a sus padres a un grupo de aborígenes que se ven amenazados por los blancos y constantemente tienen que escapar para encontrar tranquilidad.

Por otra parte, la casa abandonada será un punto de conflicto entre Cintia, una niña que vivió el abandono de su madre y la infancia castigada por los golpes de su padre, y un arreglo millonario con el intendente, quien pretende sacar rédito de este lugar.

“Pensó que ella nunca podría llegar a ser completamente feliz… Le costó entender que no era culpa de ella que su padre la golpeara”, asume la protagonista.

Encontrar la felicidad en una infancia lastimada como la de Cintia no es fácil, pero Comino esboza una idea de esperanza para solucionar la corrupción y los hechos de violencia haciendo justicia.

“La justicia por fin había llegado al pueblo. María aceptó ser testigo de todas las atrocidades que había vivido Cintia y la abuela consiguió la tenencia.”

Abordando temas y personajes que hasta ese entonces parecían vedados o marginados para los lectores infantiles, la autora pone en el centro de la escena problemáticas tan actuales como reales, inscribiéndose en lo que ya podría denominarse nueva literatura juvenil.

Autobiografía

Mi nombre es Sandra Comino y mis primeros recuerdos tienen que ver con una casa de campo donde todas las mañana olían a manteca, dulce de leche y pan fresco. Mi infancia transcurrió en esa casa entre árboles, libros y fiestas familiares. Recuerdo que representábamos obras de teatro con los primos, que ensayábamos durante mucho tiempo para estrenar el primer día del año en la galería de baldosas rojas después de comer cordero asado.

Ahora vivo en Buenos Aires donde me vinculé con las Letras y el Periodismo y tuvo a mis hijas: Catalina y Martina, que leen mis manuscritos y son mis críticas preferidas. Lo que más me gusta en la vida, además de estar con ellas, es ir al campo, a la casa de la infancia, jugar con Paloma, Amparo, Angie y Juana, mis sobrinas más chicas; leer, tomar mate y escribir.

Algunos de mis libros son: El pueblo de Mala Suerte, Seis años después, Navidad blanca, Desde las gradas, Así en la tierra como en el cielo, La enamorada del muro, Nada de pie. 

 

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