
Reseña
Por Florencia Baez Damiano
Desde el título, la obra de Sylvia Iparraguirre se mantiene en una dicotomía, transcurre de día y de noche, entre los recuerdos y el presente, entre el humor y lo trágico.
Sin un género definido, a medida que nos adentramos en la obra, las palabras van dando cuenta de ese humor, que la autora muchas veces ha definido como salvador y necesario para encontrar un salvoconducto a las situaciones que nos presenta la vida.
Sus personajes no escapan a la dualidad. Aunque cada uno cuenta una historia particular y conmovedora, el texto realiza un recorrido entre los personajes reales -Byron, Munch- y los imaginarios -como el relato sobre la mujer que realiza un viaje a Pompeya y descubre que ese lugar desaparecido, le pertenece-.
«La familia Byron, que había llegado a Inglaterra desde Normandía con Guillermo el Conquistador, ostentó desde remotos tiempos el empinado lema Crede Biron (Confiad en Byron). No obstante, la impaciencia desatinada y el disloque errático del temperamento marcaron el linaje y la divisa asumió resonancias paradójicas en los anales familiares.»
Con una escritura cuidada, precisa y poética se introduce en temáticas esenciales a la vida humana y cada texto corto (sus «breves») narra un hecho, una experiencia que marca definitivamente a los personajes y los transforma.
En este nuevo libro la autora de «La Tierra del Fuego» y «Encuentro con Munch» recopila una serie de escritos que narró durante toda su vida, pero lejos de estar al margen, le dan sentido a lo esencial de su obra literaria.
Así, a través de un juego de luces y sombras, los textos indagan sobre las grandes preguntas del hombre. En la primera parte, denominada «Pasajes», un hombre encuentra en el baño, mientras espera su tren, un libro que cuenta su vida. En un principio, lo invade el temor y luego, el deseo de saber qué pasará. Quiere llevarse el libro, pero un impulso lo obliga a dejarlo en su lugar, como muestra de que no cuenta solamente su vida sino la de todos los que lo leen.
Entre la introspección y la pretensión de universalidad, este libro de Iparraguirre narra situaciones e imágenes íntimas que, sin embargo, brindan una oportunidad para reencontrarse a sí mismo.